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Silves

Nacida junto a las aguas del río Arade, Silves creció junto a una colina. De los distintos pueblos que pasaron por la ciudad, fueron los musulmanes los que dejaron una huella más profunda, y fue a partir de esta época cuando se definió el actual trazado urbano. 
Dado el gran protagonismo que adquirió como centro cultural y político de la Garb al-Ándalus (nombre con el que se conoce al suroeste peninsular de al-Ándalus, actual Algarve), diversos autores, poetas y geógrafos se han referido a la Xelb islámica como la ciudad musulmana más importante de la Garb, conocida como la "Bagdad de Occidente". Algunos de estos poemas relatan el esplendor de su arquitectura, sus fiestas, su música y su producción literaria.

Durante el dominio islámico, fue dos veces capital de un reino independiente. Primero, en el siglo XI, por al-Mutamid, el famoso rey poeta, evocado en una plaza que lleva su nombre. Fue en esta ciudad donde, junto con Ibn Ammar (un poeta del Algarve, que llegó a ser visir en Sevilla), al-Mutamid se dedicó a la poesía, la música y el canto, periodo que más tarde retrataría en su poema "Evocación a Silves". En el siglo XII, Silves volvería a ser la capital de una taifa bajo el gobierno de Ibn Qasi, nativo de la ciudad e importante líder político y religioso sufí, que se alió con el rey portugués Alfonso Henriques para oponerse a los almorávides.

Hay varias huellas de este legado que se pueden ver por toda la ciudad y que recuerdan un fuerte imaginario de un pasado islámico dorado.
En el centro histórico de la ciudad se encuentra el Museo municipal de Arqueología de Silves, construido en torno a un aljibe almohade de los siglos XII-XIII. 
Después de la visita, continúe la subida hacia el Castillo. Este monumento nacional, con más de mil años de antigüedad, es uno de los legados más importantes de la arquitectura militar islámica. 
También puede aprovechar para visitar el Centro de Interpretación del Patrimonio Islámico, así como la Casa de la Cultura Islámica y Mediterránea, que acoge diversas iniciativas culturales.

Silves fue el último bastión de la civilización islámica en el Garb al-Ándalus. En 1189, el rey portugués D. Sancho I, ayudado por una poderosa armada de cruzados, conquistó Silves tras un prolongado cerco, pero la ciudad volvió a manos musulmanas dos años después. Sólo en 1242, durante el reinado de Alfonso III, y con la ayuda de las tropas de Paio Peres Correia, Maestro de la Orden de Santiago, Silves fue definitivamente conquistada por los cristianos.
Toda la zona del castillo y el centro histórico de Silves (la antigua medina) han sido objeto de excavaciones arqueológicas que atestiguan la existencia de una ciudad islámica de gran importancia política, comercial y cultural, escenario de la mítica Leyenda de los Almendros en Flor.

Para revivir mejor la presencia musulmana en la ciudad, no deje de participar en el Festival Medieval de Silves, que se celebra en agosto, y que le llevará a un verdadero viaje en el tiempo a la ciudad islámica de antaño.

Nacida junto a las aguas del río Arade, Silves creció junto a una colina. De los distintos pueblos que pasaron por la ciudad, fueron los musulmanes los que dejaron una huella más profunda, y fue a partir de esta época cuando se definió el actual trazado urbano. 
Dado el gran protagonismo que adquirió como centro cultural y político de la Garb al-Ándalus (nombre con el que se conoce al suroeste peninsular de al-Ándalus, actual Algarve), diversos autores, poetas y geógrafos se han referido a la Xelb islámica como la ciudad musulmana más importante de la Garb, conocida como la "Bagdad de Occidente". Algunos de estos poemas relatan el esplendor de su arquitectura, sus fiestas, su música y su producción literaria.

Durante el dominio islámico, fue dos veces capital de un reino independiente. Primero, en el siglo XI, por al-Mutamid, el famoso rey poeta, evocado en una plaza que lleva su nombre. Fue en esta ciudad donde, junto con Ibn Ammar (un poeta del Algarve, que llegó a ser visir en Sevilla), al-Mutamid se dedicó a la poesía, la música y el canto, periodo que más tarde retrataría en su poema "Evocación a Silves". En el siglo XII, Silves volvería a ser la capital de una taifa bajo el gobierno de Ibn Qasi, nativo de la ciudad e importante líder político y religioso sufí, que se alió con el rey portugués Alfonso Henriques para oponerse a los almorávides.

Hay varias huellas de este legado que se pueden ver por toda la ciudad y que recuerdan un fuerte imaginario de un pasado islámico dorado.
En el centro histórico de la ciudad se encuentra el Museo municipal de Arqueología de Silves, construido en torno a un aljibe almohade de los siglos XII-XIII. 
Después de la visita, continúe la subida hacia el Castillo. Este monumento nacional, con más de mil años de antigüedad, es uno de los legados más importantes de la arquitectura militar islámica. 
También puede aprovechar para visitar el Centro de Interpretación del Patrimonio Islámico, así como la Casa de la Cultura Islámica y Mediterránea, que acoge diversas iniciativas culturales.

Silves fue el último bastión de la civilización islámica en el Garb al-Ándalus. En 1189, el rey portugués D. Sancho I, ayudado por una poderosa armada de cruzados, conquistó Silves tras un prolongado cerco, pero la ciudad volvió a manos musulmanas dos años después. Sólo en 1242, durante el reinado de Alfonso III, y con la ayuda de las tropas de Paio Peres Correia, Maestro de la Orden de Santiago, Silves fue definitivamente conquistada por los cristianos.
Toda la zona del castillo y el centro histórico de Silves (la antigua medina) han sido objeto de excavaciones arqueológicas que atestiguan la existencia de una ciudad islámica de gran importancia política, comercial y cultural, escenario de la mítica Leyenda de los Almendros en Flor.

Para revivir mejor la presencia musulmana en la ciudad, no deje de participar en el Festival Medieval de Silves, que se celebra en agosto, y que le llevará a un verdadero viaje en el tiempo a la ciudad islámica de antaño.

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